Son muchas las dudas que surgen a la hora de poner en marcha una tienda online, bien sea como nueva iniciativa empresarial, bien sea como canal de comercialización para un negocio ya existente. De hecho, este verano el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital realizó una campaña de e-mailing en la que advertía del posible incumplimiento por parte de muchas pymes de las obligaciones legales que deben cumplir todas las empresas que comercializan sus productos o servicios vía comercio electrónico.

Es por ello que queremos recordar algunos aspectos legales que han de cumplirse a la hora de activar una tienda online y que vienen dictados fundamentalmente por la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico (LSSI), la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Ley de Ordenación de Comercio Minorista.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que si la tienda online es una plataforma de venta de una tienda física ya existente, no es necesario realizar ningún trámite previo para su puesta en marcha. Si, por el contrario, se trata de una tienda complementaria a la tienda física, es decir, en una actividad diferente, se entiende que se está comenzando una nueva actividad, por lo que será necesario que la empresa o autónomo se dé de alta en un nuevo epígrafe del Impuesto de Actividades Económicas (IAE).

En el caso de que se trate de una iniciativa empresarial completamente nueva, habrá que cumplir todos los requisitos (salvo el de la licencia comercial) establecidos también para las tiendas físicas: alta en la Seguridad Social como autónomo y en Hacienda con correspondiente epígrafe del IAE, o, en el caso de hacerlo como sociedad, inscripción en el Registro Mercantil y solicitud del correspondiente CIF.  En el caso de querer vender también fuera de España, será necesario darse de alta también en el Registro de Operadores Intracomunitarios (ROI).

Una vez realizada los trámites previos cuando son necesarios, y ya en la creación de la propia tienda online, han de respetarse algunas condiciones legales que son específicas para este tipo de negocios, puesto que se trata de relaciones comerciales en las que no hay presencia física simultánea de vendedor, cliente y producto.

Así pues, desde el punto de vista de la protección al consumidor (regulado principalmente por la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y la Ley de Ordenación del Comercio Minorista), la tienda virtual debe:

  • indicar inequívocamente los precios finales de cada producto o servicio (antes de que concluya el proceso de venta, que además debe contar siempre con la aceptación expresa del cliente). Y, de ser necesaria, hacer constar la necesidad de contar con autorización administrativa previa para la venta (como así es en el caso de determinado tipo de productos).
  • determinar también claramente los plazos de entrega (si no se determinan, serán como máximo de 30 días).
  • respetar el plazo de devolución, que en las transacciones de comercio electrónico es de 14 días naturales.
  • garantizar el derecho de desistimiento por parte del comprador, que podrá devolver (sin necesidad de alegar razón alguna) el producto adquirido o rechazar el servicio acordado dentro de los mencionados 14 días naturales (en el caso de los productos, contados desde la fecha de su recepción). El importe ha de ser devuelto en un plazo máximo de 14 días tras el desistimiento, aunque en el caso de que la tienda no haga constar esta información, el plazo de devolución podría ampliarse hasta un año.
  • asumir los gastos de transporte y los riesgos que pudieran sufrir los productos durante el mismo.

A la hora de establecer relaciones comerciales por Internet a través de plataformas de venta, hay que ser especialmente cuidadosos con las obligaciones legales que dictan la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico (LSSI), la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD) y el posterior Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). En este sentido, toda tienda virtual debe:

  • hacer constar en lugar visible y accesible los datos básicos del negocio: nombre o denominación social, NIF, datos de contacto o, en el caso de ofrecer servicios profesionales, datos del colegio profesional al que se está adscrito, número de colegiación, título académico con su homologación,…
  • explicar claramente el proceso y protocolo de compra o contratación, con los correspondientes pasos o trámites a seguir. Una vez realizada la compra, la tienda ha de confirmar al cliente la aceptación de la operación vía correo electrónico a la dirección indicada por el mismo (también se puede confirmar utilizando un medio equivalente al usado en el proceso de compra, siempre y cuando pueda ser archivado por el cliente).
  • especificar las condiciones de uso de la tienda: normativa de uso de la plataforma web; propiedad intelectual; condiciones de la compra; derechos y obligaciones de los usuarios; formas de pago; política de devoluciones y política de privacidad.
  • incorporar un procedimiento de consentimiento informado previo a la utilización de cookies, en el que se explique qué es una cookie; los tipos de cookies utilizados en la tienda virtual y las instrucciones para poder deshabilitar las cookies, si así se desea.
  • garantizar la protección y correcto tratamiento de los datos de carácter personal facilitados por el cliente, proporcionando un formulario de recolección de datos con consentimiento previo y expreso, y especificando y cumpliendo los requisitos legales a los que obliga la actual normativa en la política de privacidad de la tienda online (incluido el derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición a los datos).

Si desea poner en marcha la tienda virtual de su negocio y tiene dudas legales al respecto, no dude en consultarnos en nuestro teléfono habitual 981 56 98 00.